Abel Caballero no quiere el tranvía para Vigo, y hace bien
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Así eran los antiguos tranvías de Vigo que unían la ciudad con Baiona Foto de Javier Riesgo |
Por Luis Domenech / Feb 12, 2021
Según nos cuenta Mikel Iturralde en su blog Treneando, Vigo no quiere tranvías, pues a su alcalde no parece convencerle este medio de transporte, a tenor de sus recientes declaraciones. Añade que Abel Caballero descarta la posibilidad de impulsar el proyecto para Vigo con el ‘simple’ argumento de que «la inmensa mayoría» de las ciudades españolas que cuentan con este medio de transporte han quebrado o están en una situación financiera muy comprometida. El regidor gallego citó, a modo de ejemplo, los casos de Parla, Granada y Jaén, con deudas de entre 150 y 200 millones. Y no se quedó en esas localidades, sino que añadió que existen otras urbes con «serias dificultades para su mantenimiento», entre las que mencionó a Zaragoza.
Esto es cierto. Muchas de las ciudades que se metieron en esta aventura, hoy están pasando penurias económicos por la deuda acumulada y sus correspondientes intereses a los que tienen que hacer frente.
Caballero despachó así la propuesta de la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan) y de las empresas de ingeniería Tecniberia que plantearon recuperar este medio de transporte para Vigo con financiación europea, a través de los fondos de recuperación Next Generation, como una forma de reactivar la economía.
Seopan considera que el tranvía podría ser susceptible de ser financiado desde el sector privado, explotándose en régimen de concesión por una firma que sería la encargada de elaborar el proyecto, construirlo, gestionarlo y mantener sus líneas para un plazo de tiempo que sitúan en el horizonte de los 40 años para recuperar las inversiones realizadas, y Seopan calcula que en proyectos de construcción de nuevas redes de tranvías el concesionario requeriría solo de una subvención equivalente al 5% del coste total de la iniciativa. «Este esquema permite apoyarse en la colaboración público-privada para multiplicar el potencial de los fondos europeos y acometer más inversiones de interés público», ha defendido la patronal de la construcción.
Esto podría ser interesante si fuera la única solución posible desde un punto de vista tecnológico para disponer de una movilidad sostenible y no contaminante para la ciudad. Pero esto no es así. Hoy en día existen otras alternativas. Los buses eléctricos, los movidos mediante pilas de combustible son quizás los mas adecuados, entre otras razones porque no requieren de costosas infraestructuras fijas, como las vías y catenarias indispensables en el caso de los tranvías, y esta carencia de infraestructuras ahorraría costes de mantenimiento, lo que abarataría el coste del servicio, y dotaría a la movilidad en la ciudad de unas mejores condiciones de flexibilidad a la hora de planificar o modificar las rutas sin que estas estén condicionadas por la necesidad de disponer de infraestructuras fijas.
Yo entiendo las razones del Alcalde de Vigo, y comparto su falta de entusiasmo por los tranvías. Hoy creo que hay mejores alternativas, que no requieren elevadas inversiones, que eluden gastos de mantenimiento, y que pueden solucionar mejor los problemas de movilidad de una ciudad.
Según nos cuenta Mikel Iturralde en su Blog Treneando, hay una docena de ciudades españolas que cuentan con tranvía: Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Granada, Alicante, Málaga, Bilbao, Murcia, Tenerife, Vitoria y Zaragoza. Otras proyectan ponerlo en marcha, como Cádiz, Córdoba, Tarragona, Palma de Mallorca o León. La última ciudad que puso en marcha un tranvía fue la de Granada en el 2017.
Los costes y su uso varían. El más extenso es el de Alicante, que tiene 93 kilómetros de longitud y que permite comunicar no solo la ciudad sino esta con la playas de San Juan y también recala en municipios cercanos como San Vicent del Raspeig, y llega incluso a Benidorm. Este medio de transporte registra más de 20.000 pasajeros los fines de semana y en torno a 13.000 los días laborables. Por otro lado el tranvía del centro de Sevilla tiene apenas dos kilómetros, si bien se estudia ampliarlo, y lo usan más de 20.000 personas cada día.
En lo que se refiere al coste de la infraestructura, el más barato fue el de Vélez Málaga, que requirió 3,8 millones de euros por kilómetro. En cambio, el de Sevilla disparó su costo hasta los 65 millones de euros por kilómetro, un coste mas que excesivo y que aleja en el tiempo la posibilidad de alcanzar el umbral de rentabilidad de la obra. Añadamos además que muchas de estas obras tuvieron que soportar sobrecoges muy elevados y no presupuestados que que elevado la carga financiera de las arcas municipales que habrán de soportar a lo largo de muchos años.
Los gallegos podemos mirar hacia la ciudad de A Coruña que ha liquidado su tranvía, construido en los tiempos de Paco Vazquez, y que ha sido ruinoso y poco o nada práctico para la movilidad de la ciudad, ni siquiera como reclamo turístico, y que ha supuesto y supone una pesada carga para el erario municipal.
Mejorar la calidad del transporte urbano de las ciudades es una de las principales preocupaciones de cada corporación, y hacerlo cada vez mas sustentable, económico, rentable y menos contaminante es una necesidad y un objetivo para el futuro.
En la electricidad y en el hidrógeno están puestas las necesidades de energía para el transporte del futuro, pero entiendo que hoy en día las vías están para otro tipo de transportes y para otras necesidades como pudieran ser el transporte de mercancías, la media y larga distancia y los transportes masivos de personas mediante lineas de alta velocidad. El Alcalde de Vigo tiene razón en rechazar esta amable propuesta de Seopan para su ciudad. Seguro que tiene en mente proyectos mejores para su ciudad.
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