Lo que nos puede aportar el uso de la Inteligencia Artificial en Medicina

Inteligencia Artificial


A medida que la población mundial envejece y el personal médico se reduce, el uso inteligente de la tecnología en los servicios médicos será fundamental. La forma en que todos estos sistemas altamente complejos funcionan juntos requiere replantearse la manera en la que los proveedores de cuidados médicos utilizan la tecnología.

El dinero que el uso de Inteligencia Artificial (IA) puede ahorrar en medicina es mucho. Solo con pensar en el gasto que se puede evitar por acudir a un servicio de urgencias, ya nos parece un buen motivo para utilizar la IA. 

Pensemos que el coste de una urgencia no ingresada en un servicio de urgencias del SERGAS gallego asciende a 361,59 €/día y paciente. Un día de invierno en el que se atienden 200 urgencias elevaría el coste total a 72.318 €, y estamos hablando de un día normal.

El problema que tiene la sanidad española es que la atención primaria presta un servicio escaso e ineficiente. Hoy por ejemplo las agendas de la atención primaria en Galicia están bloqueadas en la web del SERGAS, debido a la escasez de personal para atenderlas. En condiciones normales el tiempo de espera para conseguir una cita es de 15 días, tiempo suficiente para que muchos pacientes hayan recuperado por si solos la salud y no necesiten del servicio.

Para el seguimiento continuo de algunas patologías (monitorización de la función cardiaca, de la respiratoria, de la diabetes, del sueño, etc.), los wareables suponen una gran ayuda, pues proporcionan mucha información en tiempo real que puede anunciar mediante alertas un problema que hay que resolver con urgencia, por ejemplo: una arritmia cardíaca, apneas, hipoglucemias, etc. sin necesidad de acudir a un servicio de urgencias, pero avisando de la necesidad de acudir de inmediato a uno de ellos.

Un dispositivo como el Kardia Mobile, que es una tarjeta que cabe en la billetera, es capaz de detectar la fibrilación auricular, la bradicardia, una taquicardia, o informar de un ritmo cardíaco normal, pudiendo enviar mediante un móvil un electrocardiograma a un médico que puede valorar el estado del paciente desde la distancia y decidir el tipo de actuación que el paciente necesita de inmediato.

Todos tenemos un historial clínico depositado en alguna parte, pero que no siempre es accesible para el médico que lo necesita para tomar una decisión, decisión que podría tomar un algoritmo considerando el historial del paciente y los datos actuales de su estado clínico, entre otras razones por la falta de conexión de los sistemas informáticos de algunas autonomías con las del resto del país, lo que supone un serio problema de entrada.

En las UCIS hospitalarias la digitalización y optimización de los datos a través de las plataformas de monitorización permiten minimizar errores, proveer información útil en tiempo real y facilitar la toma de decisiones clínicas en entornos críticos, y esto se consigue con datos, estadística y algoritmos.

La empresa Phillips sin ir mas lejos, propone su sistema ICCA, que permitiría avanzar hacia el concepto de Smart UCI, disponiendo de la información con más detalle, más rápidamente, y con más contexto para tomar mejores decisiones. Con ICCA, se minimizan los errores de transcripción de datos y se libera tiempo para la realización de otras tareas que aportan valor a pie de cama. Además, se permite la prescripción electrónica de forma segura a través de bibliotecas de fármacos y conexión con la farmacia hospitalaria.

Los Sistemas Expertos de las UCIS permiten predecir infartos con cuatro horas de antelación en enfermos ingresados en UCIs, lo que mejora en más de tres horas los tiempos de predicción de los cardiólogos. Otro ejemplo exitoso de aplicación del aprendizaje profundo es el análisis combinado de imágenes médicas de rayos rayos X, MRI y ultrasonidos desarrollado por un grupo de la Universidad de Queensland (Australia), el cual puede diagnosticar el cáncer de mama mejor que los médicos.

«El mayor reto de las UCI hoy en día es la creciente complejidad de la demografía de los pacientes y la falta de recursos para cuidarlos», afirma Jennie Haag, directora de Gestión de Productos de Ventilación del proveedor sueco de equipos médicos Getinge.

La Medicina Intensiva está teniendo en su seno una auténtica revolución que descansa en el uso inteligente de la tecnología, y debe de facilitar y reducir la cantidad de trabajo, tener capacidad de interacción bidireccional con los sistemas informáticos existentes, debe desarrollar algoritmos aplicables tanto para la detección, como para la solución de los sistemas y ser autodidacta. 

Por otro lado, al disponer de una mayor capacidad para analizar los datos y convertirlos en información útil, posibilitará el poder evaluar mejor la calidad de la atención y la gestión de las UCIS, y así llevar a cabo las cambios pertinentes. Este es el futuro de la medicina, y en el la IA ocupara un lugar esencial, y a todos nos irá mejor, y nos ahorrará muchísimo dinero.

En resumen, cuanto mas se invierta en IA, y esta se extienda en el ámbito sanitario, mayores beneficios nos aportará y de ella se beneficiarán mas pacientes que estarán mejor atendidos.

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